En un movimiento diplomático significativo, la Unión Europea ha solicitado formalmente a México que detenga al presidente ruso, Vladímir Putin, en caso de que asista a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, la virtual presidenta electa de México, prevista para octubre. Esta solicitud se fundamenta en el hecho de que México es miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) desde 2005, lo que implica un compromiso legal de colaborar con dicha corte.
Peter Stano, portavoz de Asuntos Exteriores de la Comisión Europea, recordó en una entrevista reciente que la CPI emitió una orden de arresto contra Putin en marzo de 2023, en relación con crímenes de guerra cometidos durante el conflicto en Ucrania. Por lo tanto, la presencia del mandatario ruso en México podría plantear una situación diplomática compleja para el gobierno mexicano.
El contexto de esta solicitud se enmarca en la invitación que el gobierno mexicano habría extendido a Putin para asistir a la toma de posesión de Sheinbaum. Esta invitación ha generado diversas reacciones internacionales, especialmente considerando la postura de México en la cumbre de paz en Suiza, donde, aunque se abogó por el fin del conflicto, México se abstuvo de firmar la declaración final que defendía la soberanía territorial de Ucrania.
La embajada de Ucrania en México también ha expresado su expectativa de que el gobierno mexicano cumpla con sus obligaciones internacionales y detenga a Putin si decide asistir al evento. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido claro al afirmar que México no tiene intención de detener al líder ruso, reiterando la postura de su gobierno a favor de la paz y en contra de la guerra.
Esta situación coloca a México en un delicado equilibrio diplomático, entre sus relaciones internacionales y sus compromisos con organismos internacionales como la CPI. Mientras la toma de posesión de Sheinbaum se acerca, la comunidad internacional estará observando cómo se maneja esta situación.