La situación en África se agrava con cada día que pasa. La República Democrática del Congo, el epicentro de una crisis sanitaria que ya ha cobrado la vida de más de 500 personas, recibirá la próxima semana una esperada donación de vacunas provenientes de Estados Unidos. La viruela símica, una enfermedad que hasta ahora había permanecido en la sombra, ha estallado en más de una docena de naciones africanas, infectando tanto a niños como adultos con una nueva cepa que tiene a los científicos en alerta.
El ministro de Salud, Roger Kamba, reveló que su país necesita urgentemente 3 millones de dosis para enfrentar esta emergencia. Sin embargo, la cantidad de vacunas donadas por Estados Unidos y Japón sigue siendo un misterio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha declarado una emergencia global, pero con el 96% de los casos concentrados en el Congo, la respuesta internacional se enfrenta a una carrera contra el tiempo.
Lo más alarmante es que esta nueva cepa de la viruela símica presenta síntomas que la hacen aún más peligrosa. A diferencia de las variantes anteriores, las lesiones ahora aparecen en los genitales y no en el pecho, manos o pies, lo que dificulta su detección. Esta invisibilidad podría estar permitiendo que la enfermedad se propague sin control, infectando a miles de personas sin que estas lo sepan.
Con los brotes de viruela símica extendiéndose a países vecinos como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, todos vinculados con la epidemia en el Congo, la pregunta que muchos se hacen es: ¿serán suficientes estas donaciones para detener la catástrofe que se avecina?