Washington.- Este jueves, Estados Unidos y Rusia llevaron a cabo uno de los mayores intercambios de prisioneros desde la era postsoviética. En este acuerdo, Moscú liberó a los estadounidenses Evan Gershkovich y Paul Whelan, junto con otros disidentes, como Vladimir Kara-Murza, en un intercambio que involucró a dos docenas de personas.
El presidente estadounidense Joe Biden celebró este intercambio, calificándolo como una «hazaña diplomática» y dio la bienvenida a los familiares de los liberados en la Casa Blanca.
Sin embargo, el acuerdo mostró un claro desequilibrio: Estados Unidos y sus aliados devolvieron a rusos acusados o condenados por crímenes graves, mientras que Rusia liberó a periodistas y disidentes encarcelados por su politizado sistema legal bajo acusaciones que Occidente considera fabricadas.
Entre los liberados por Rusia se encuentran Evan Gershkovich, reportero de The Wall Street Journal encarcelado en 2023 por cargos de espionaje que él y Estados Unidos niegan. Emma Tucker, editora en jefe del diario, calificó el día como «de alegría».
También fue liberado Paul Whelan, un ejecutivo de seguridad corporativa de Michigan encarcelado desde 2018, también por cargos de espionaje que él y Washington niegan. Además, Alsu Kurmasheva, periodista de Radio Free Europe/Radio Liberty, con doble nacionalidad estadounidense y rusa, condenada en julio por difundir información falsa sobre el ejército ruso, fue liberada.
En contraparte, Rusia obtuvo la liberación de Vadim Krasikov, condenado en Alemania en 2021 por matar a un exrebelde checheno, y de varios presuntos agentes rusos encarcelados en diferentes países, incluyendo a Roman Seleznev, un hacker y hijo de un legislador ruso.